Un pliegue se puede reconocer sobre el terreno cuando una superficie presenta variaciones en la dirección, sentido o ángulo de inclinación. Los elementos del pliegue son el plano axial, el eje, los flancos y la charnela.
En función de la forma que adopte esta superficie se pueden definir diferentes tipos de pliegues.
Si consideramos el caso sencillo de un anticlinal y un sinclinal de eje horizontal y plano axial vertical, en el mapa geológico se verá una repetición simétrica de la diferentes unidades a lado y lado del eje del pliegue.
Observando estas estructuras según una dirección que presente un cierto ángulo con el eje del pliegue, se verá de qué tipo de pliegue se trata. En cada caso el mapa geológico mostrará una serie de unidades que se repetirán de modo simétrico a partir de la línea imaginaria denominada eje del pliegue.
Para determinar, a partir del mapa, si esta repetición corresponde a un anticlinal o a un sinclinal se tiene que conocer la edad de cada unidad. Si las capas más antiguas afloran en el núcleo del pliegue, corresponden a un a anticlinal. Si por el contrario en el núcleo afloran las unidades más modernas se tratará de un pliegue sinclinal.
En el caso de que el eje del pliegue no sea horizontal, el mapa mostrará igualmente unidades simétricas en relación con el pliegue pero su trazado se cerrará (terminación periclinal) en el sentido de buzamiento del pliegue o en sentido contrario según el tipo de pliegue.
Las estructuras geológicas denominadas fallas también pueden dar lugar a mapas con unidades geológicas repetidas. Las fallas son superficies planas y, como tales, se pueden caracterizar por el sentido y el ángulo de buzamiento.
En el mapa, una falla se representa con una línea que puede cortar a otras líneas y provocar un desplazamiento o una repetición de ciertas unidades geológicas. En el caso de una falla la repetición no es, como en el caso de los pliegues, simétrica en relación a una línea imaginaria, sino que es una repetición asimétrica, causada por el desplazamiento, a partir de la línea que representa el plano de falla. Éste es la superficie de fractura a lo largo de la cual ha tenido lugar el desplazamiento entre los dos bloques que separa.
Según la orientación del plano de falla y el sentido del movimiento de los dos bloques se pueden diferenciar diversos tipos de fallas.
Una primera distinción se basa en el movimiento de un bloque respecto al otro y se habla de fallas de plano vertical o inclinado o de desplazamiento horizontal (A y B). En estos casos pueden diferenciarse la falla de salto en dirección dextra (A) y la falla de salto en dirección sinistra (B). Si el desplazamiento es según la vertical (C y D) se puede diferenciar la falla normal (C) y la falla inversa (D). Una falla es normal o directa si el bloque superior se ha movido hacia abajo con respecto al bloque inferior, llevado a más altura, por la acción de esfuerzos de distensión. La falla es inversa si el plano buza hacia la posición del bloque superior. El criterio más eficaz para determinar si una falla es normal o inversa es comprobar sobre un punto del plano de falla si el material que está por encima es más moderno o más antiguo que el que está por debajo. Cuando una falla inversa tiene un ángulo de buzamiento inferior a 45º hablamos de cabalgamiento.