El Cerro de la Cantueña. Un recurso para la enseñanza medioambiental en Parla y en el sur de Madrid. Estudio de la geosfera.

1. Información general

EL CERRO DE LA CANTUEÑA. UN RECURSO PARA LA ENSEÑANZA MEDIOAMBIENTAL EN PARLA Y EN EL SUR DE MADRID. ESTUDIO DE LA GEOSFERA.
Lengua
Espanyol
Tipo
Itinerari
Autor(es)
Nom i cognoms
JUAN MIGUEL NIETO MUÑOZ
Centre de treball | Correu electrònic
I.E.S. PABLO PICASSO. C/ PABLO PICASSO S/N. PINTO-28320. MADRID juan.nieto2.@educa.madrid.org.
Interés
Estratigràfic/Sedimentològic
Geomorfològic
Paleontològic
Petrogràfic
Reconstrucció història geològica
País
España
Región
Madrid
Localidad
Parla
Objetivos generales

Conocer las características morfológicas del cerro y de las zonas circundantes. Observar las formaciones geológicas del cerro y el área circundante de origen erosivo, sedimentario y tectónico. Diferenciar los distintos materiales que forman el cerro: arcosas, calizas y sílex. Interpretar el paisaje actual como resultado de la sucesión de procesos geológicos del pasado. Reconocer los valores medioambientales del Cerro de la Cantueña.

2. Generalidades

Características generales

1.- INTRODUCCIÓN
El Cerro de la Cantueña es un cerro testigo situado en la fosa Tectónica del Tajo y en concreto en la Cuenca de Madrid, al lado de la ciudad de Parla. Rodeado de vías de comunicación, polígonos industriales y zonas urbanizadas es en parte una isla natural en el Sur de Madrid. Perteneciente a los términos de Fuenlabrada, Parla y Pinto y declarado por la Comunidad de Madrid “área de interés arqueológico” su futuro es incierto.
Recientemente se ha puesto de manifiesto su riqueza botánica y zoológica, (Grupo Espliego, 2003; ARBA-Madrid Sur, 2008), no existiendo ninguna publicación sobre sus características geológicas. En este trabajo se realiza una exposición de dichas características a la vez que se relacionan con su entorno. El objetivo es disponer de un material para su aprovechamiento en la educación ambiental.
En las grandes poblaciones, como Parla, el entorno inmediato de los alumnos está muy urbanizado por lo que los aspectos medioambientales que suelen trabajarse con ellos son los relacionados con este ambiente urbano: residuos, aguas residuales, contaminación atmosférica, vegetación de parques y jardines, etc. (Calvo et al., 1984; Ajo et al., 1995; Rodríguez et al., 1995). Los medios naturales quedan distantes y su estudio supone un alejamiento de la realidad circundante. Lo urbano, cercano y familiar y lo natural, alejado y más ajeno. Por ello la existencia de espacios naturales, más o menos conservados, cerca de grandes poblaciones representa una herramienta muy útil para la educación ambiental. Estos espacios permiten trabajar en la línea de lo establecido por la Agenda 21, interviniendo a nivel local para influir a nivel global.
Parla es una ciudad del cinturón metropolitano de Madrid, que desde los años 70 ha sufrido un desarrollo enorme y desorganizado, con un porcentaje muy elevado de su población inmigrante, inicialmente nacional y en la actualidad extranjera y con las nuevas generaciones desarraigadas ante un entorno poco atractivo. Para una parte importante de la población joven, el Cerro de la Cantueña representa un espacio marginal y degradado: escombros y basuras, pistas de motocross, prostitución. La transmisión de sus características y valores naturales, tanto biológicos como sociales, es una estrategia para revalorizar el entorno del alumnado y desarrollar una serie valores relacionados con la conservación de espacios, preservación de la tradición y comprensión de la necesidad de un desarrollo respetuoso con el entorno. Algunas iniciativas tienen esta finalidad (http://parlaverde.iespana.es/index.htm) a las que se puede unir su utilización en la educación ambiental, para la que es una herramienta de gran valor. Sin embargo su utilización en el aula como un recurso medioambiental pasa por un mejor conocimiento de sus valores naturales, tanto geológicos como biológicos, así como culturales.
El recorrido geológico que se presenta permite el conocimiento geológico del Cerro y de su entorno, así como de su evolución.
 

Figura 2. Ladera sur del Cerro de la Cantueña en la que puede observarse su aprovechamiento agrícola y grado de conservación.
 

2.- SITUACIÓN DEL CERRO DE LA CANTUEÑA

Como ya se ha dicho en la introducción el Cerro de la Cantueña es un cerro testigo situado en la fosa tectónica del Tajo y en concreto en la Cuenca de Madrid. Es esta una cuenca sedimentaria del Cenozoico que se fue colmatando con materiales procedentes de las cordilleras que la delimitan (Sistema Central, Montes de Toledo, Sistema Ibérico y Sierra de Altomira). La sedimentación terminó en el Plioceno (Tabla I) y posteriormente, debido al basculamiento de la Península Ibérica se formó una red fluvial que permitió la erosión de los sedimentos depositados. La erosión produjo un descenso del nivel de los sedimentos, más pronunciado en los valles fluviales y zonas aledañas, dejando otras menos erosionadas y testigo del nivel superior alcanzado por aquellos.
En la Cuenca de Madrid existen varios cerros testigo como el Cerro de los Ángeles, Cerro de los Batallones, Cerro del Telégrafo y Cerro de la Marañosa. El Cerro de la Cantueña pertenece a los términos municipales de Fuenlabrada y Parla, siendo esta última población colindante con él por lo que es utilizada por numerosos parleños como área de recreo. Está rodeado por varias vías de comunicación (autovía de Toledo, ferrocarril a Madrid capital) y zonas urbanizadas como el polígono industrial Cobo Calleja y la ciudad de Parla.
Su uso agrícola para el cultivo del cereal, olivo y almendro, ha ido progresivamente disminuyendo. La construcción de un gran polígono industrial en su zona N, de infraestructuras como la autovía de Toledo al W y el ferrocarril al S, el uso como vertedero hasta los 90 y otras obras posteriores han ido degradándolo progresivamente. Sin embargo, en una parte importante de su superficie se preserva aún su uso tradicional agrícola y se mantienen sus características silvestres constituyendo un testimonio del pasado agrícola de Parla y de la fauna y la flora de la zona sur de Madrid.
El término de Cantueña no siempre ha sido utilizado para nombrarlo. Así en el diccionario geográfico de Madoz (1846-1850) aparece como entrada “Alcantueña” indicando que también se conocen como los Cerros de la Alcantona. En la actualidad el término de Cantueña designa a todo el cerro, aunque pueden diferenciarse distintas zonas.
 

Figura 3.- Representación simplificada de la región correspondiente al mapa topográfico del IGN, hoja 582-Getafe, año 1975. Se han seleccionado las curvas de nivel de aquellas alturas que marcan las principales morfologías de la zona. La extensión de las poblaciones se corresponde con las marcadas en el mapa original. Referencias MTN50 582-Getafe (1975 y 2003) del Instituto Geográfico Nacional.
 

3.- GEOMORFOLOGÍA

El Cerro de la Cantueña se halla situado en la divisoria de los ríos Guadarrama y Jarama. Es un cerro amplio de morfología tabular y forma arriñonada con orientación N-S. En la zona SE se diferencia un pequeño cerro, denominado Cerro Coronilla. Tiene una superficie de unas 200 Ha, una altura máxima de 682 m, en el vértice geodésico, y un desnivel con respecto a la llanura circundantes de entre 60 a 80 m. siendo este desnivel menor hacia el W. Como referencia Parla se halla al S a una altura de 603 m.
La parte superior del Cerro es amplia y llana constituyendo una meseta. Las laderas del cerro comienzan en gran parte de su perímetro con un escarpe de altura variable. Este escarpe se ha formado por la mayor resistencia a la erosión que ofrece un estrato de caliza situado en la zona superior. Por debajo de él se hallan las arcosas, materiales menos coherentes y más fácilmente erosionables que ocasionan una pendiente más suave. De modo artificial se ha acentuado la altura del escarpe en la zona NW a NE, área que limita con la autovía de Toledo y el polígono Cobo-Calleja.
Al pie del escarpe se extiende un glacis producido por la erosión de las arcosas, y por distintos procesos gravitacionales. El glacis bordea prácticamente a todo el cerro, pudiéndose apreciar fácilmente por la pendiente del camino de acceso desde Parla (camino del Costerón) o en la de las calles del polígono Cobo Calleja. En algunas zonas la fuerte pendiente exigió su aterrazamiento para el aprovechamiento agrícola.
En aquellas zonas donde los materiales no están cubiertos por la vegetación o por el suelo y quedan expuestos a la intemperie puede apreciarse su meteorización. Se detecta en el desmoronamiento que muestran tanto las arcosas como las calizas. En las calizas, los cantos que han quedado recientemente expuestos son blancos y compactos. Sin embargo con el tiempo pierden estas características oscureciéndose la superficie y perdiendo su coherencia. Esto hace que de los numerosos cantos que pueden observase en las laderas del cerro, pocos sean de caliza. Sin embargo los fragmentos de sílex, que tienen una gran resistencia a la meteorización, abundan tanto en las laderas como en lo alto del cerro. La abundancia de cantos de sílex puede ser la razón de la denominación del cerro: Cantueña o Alcantueña. En las laderas pueden observarse, además, procesos de reptación y desprendimientos.
El tipo de suelo que nos encontramos es la Cantueña es un “luvisol” (Monturiol, 1987). Este suelo se caracteriza por tener un horizonte B enriquecido en arcilla, en parte iluvial, es decir parte procedente del horizonte superior por lavado y arrastre. Los luvisoles son suelos profundos, con alta capacidad de retención de agua y de bases. Son suelos muy desarrollados y no presentan problemas de aireación y encharcamiento. Además suelen mantener un cierto grado de humedad durante mucho tiempo, lo cual representa una ventaja para los cultivos de secano. Estos suelos permiten el cultivo de cereales y en la zonas con mayor pendiente de olivos y almendros, cultivos que encontramos en el Cerro.
 

Figura 4 .- 1- Vista del Cerro de la Cantueña desde el término municipal de Pinto. Se observa de izquierda a derecha el cerro de la Cantueña, cerro Coronilla (sobre la señal de tráfico) y cerro de la Alcantueña, según denominación indicada en la figura 6. 2- Vista de Parla desde el Cerro. Entre medias se observa la línea de ferrocarril y el tranvía. 3- Aterrazamientos en la zona sur del Cerro. 4- El Cerro Coronilla y al fondo el polígono Cobo Calleja.
 

LITOLOGÍA

El Cerro de la Cantueña se halla constituido por materiales sedimentarios estratificados horizontalmente. La mayor parte son de origen detrítico (arenas y arcillas), excepto en la zona superior, como ya se ha indicado, que se encuentra un estrato de caliza de origen químico con numerosos nódulos de sílex. En la parada 2, donde hay un desprendimiento reciente, se observan todos estos materiales (Fig. 4).

Las arcosas

Pueden apreciarse en la figura 1. Son sedimentos terrígenos en los que el cuarzo y el feldespato son minerales mayoritarios, procediendo de la denudación de un área de naturaleza granítico-neissica (Megías et al., 1983). Las facies arcósicas pueden interpretarse como resultantes de una sedimentación episódica en forma de abanicos aluviales coalescentes, es decir que por su cercanía llegan a superponerse los extremos. (Megías et al., 1982). En la Cuenca de Madrid las arcosas tienen su origen en los materiales plutónicos (granitos) y metamórficos (neises principalmente) metamórficos que forman la Sierra de Guadarrama. Estos materiales se erosionaron y fueron transportados hacia la fosa del Tajo, una gran cuenca de sedimentación continental. Los abanicos aluviales se formaron por el desnivel existente entre la Sierra de Guadarrama y la fosa del Tajo. Los cursos de agua con origen en la Sierra se encauzarían por valles angostos que al salir hacia la llanura dispersarían los sedimentos en una amplia zona. Las variaciones climáticas originarían cambios en los flujos de agua determinando en las épocas más secas la formación de canales con depósito de materiales con distinta granoselección. Estas variaciones en los sedimentos son apreciables en las arcosas de la Cantueña. Las arcosas son areniscas, por lo tanto con tamaño comprendido, mayoritariamente entre los 2 mm y 1/16 de mm, con colores ocres. Son las que forman mayoritariamente los materiales de la Cantueña.

Las calizas

Son observables en la parte superior del Cerro (Fig. 2). En el mapa geológico del IGME (VEGAS ET AL. 1975) de Getafe son definidas como calizas impuras. Presentan numerosos nódulos de sílex estando representadas en otros cerros del entorno (Montes et al., 2006). No se aprecian prácticamente fósiles, teniendo un origen continental. Calvo et al., 1984 describe las calizas con sílex que aparecen en el Cerro Mirones, situado más al norte y similares a las de la Cantueña ”Calizas de tonos blancos o beiges y muy compactas por efecto de la silicificación asociada. La estructura interna viene definida por laminación paralela fina y presentandointercalaciones margosas. La silicificación afecta dando lugar a nódulos de tamaño variable o bien en forma homogénea (diseminada). Su formación obedeció a fenómenos químicos por precipitación del Ca2CO3 a partir del Ca(HCO3)2 disuelto en el agua. Este proceso se produjo en un ambiente de lagunas endorreicas, formadas en un clima semiárido. Como las calizas son más compactas y resistentes a la erosión que las arcosas son las responsables de los escarpes que se producen en las zonas altas, como ya hemos apuntado.

El sílex

Acompaña a las calizas en forma de nódulos de sílex (Calvo et al., 1984). El sílex es una roca dura de grano fino, amarillo claro, pardo a negro, de fractura lisa y concoidea y de brillo vítreo; los fragmentos son de bordes agudos y translúcidos. El límite con la caliza está bien determinado y los nódulos se separan, a veces, fácilmente. Estos nódulos pueden tener dos orígenes (Mottana et al., 1980) uno químico, a partir de la sílice disuelta que lleva el agua y otro biológico, a partir de organismos microscópicos con caparazón de sílice que al morir se depositan en el fondo de lagos y lagunas. Posteriormente por los cambios diagenéticos que sufre el sedimento se acumulan formando los nódulos. Por su mayor resistencia, a medida que la caliza se va meteorizando y erosionando, los nódulos de sílex van desprendiéndose, quedando sueltos y esparcidos por el terreno. En la meseta se aprecian multitud de cantos de sílex así como en las laderas en donde hay algunos de gran tamaño (Fig. 3). La capa de caliza con sílex la encontramos en otros cerros testigos y es un elemento que sirve para comparar la edad de los materiales de distintos cerros, ya que esta capa se depositó durante el mismo período en toda la zona.
 

Figura 5.- Los materiales que forman el Cerro de la Cantueña. 1-Arcosas. 2-Calizas. 3-Sílex. 4-Escarpe visible en la parada 2 en el que se pueden ver los distintos materiales y en el que se ha producido un desprendimiento.
 

ESTRATIGRAFÍA

Los materiales sedimentarios de la Cuenca de Madrid, atendiendo a sus características litológicas, estratigráficas, sedimentológicas pertenecen a varias facies sedimentarias (Vegas et al. 1975).
• La facies de borde, constituida por materiales gruesos y que la encontramos colindante con la Sierra de Guadarrama.
• Más alejado de la Sierra y a continuación de la facies anterior se hallan las facies Arcósicas o facies Madrid formada principalmente por arcosas feldespáticas
• Las facies Intermedias constituyen la zona de cambio de sedimentación de mecánica a química, apareciendo en ella minerales fibrosos como sepiolita, saponita, paligorskita y sílice en forma de ópalo y calcedonia.
• Las facies Centrales constituidas por la precipitación de materiales disueltos en el agua: sulfatos, carbonatos, cloruros y que constituyen materiales de origen químico.
La distribución de estos materiales indica un proceso de sedimentación continental en una cuenca endorreica. Delimitada por zonas elevadas, Sierra de Guadarrama, Montes de Toledo, Sistema Ibérico y Sierra de Altamira, la Cuenca de Madrid recibió los sedimentos procedentes de la erosión de dichas elevaciones, que fueron transportados por corrientes de agua. Los materiales más gruesos quedarían en el borde de la cuenca y los solubles, precipitarían en el centro, encontrándose una gradación en el tamaño de los sedimentos, como nos indica la distribución de las facies sedimentarias antes enumeradas.
 

 

EDAD DE LOS MATERIALES

Si se considera la edad de los materiales de la Cuenca de Madrid estos pertenecen al Mioceno. Los sedimentos del Mioceno de la Cuenca de Madrid se agrupan en tres unidades. La división obedece a la existencia de discontinuidades estratigráficas, cambios litológicos, existencia de paleorrelieves y paleosuelos. Dentro de cada unidad podemos encontrarnos con materiales pertenecientes a distintas facies (cambio lateral de facies). Las tres unidades consideradas son, (Pérez González, 1994):

• Unidad inferior, entre los 25 a 14,4 m.a. comprendida entre los periodos Ageniense a Aragoniense medio (Tabla I). Megías et al. (1983) la denominan Unidad Salina por el predominio de materiales evaporíticos en la zona estudiada por ellos.

• Unidad Intermedia, entre los 14,4 m.a. y los 10 m.a. aproximadamente (Montes et al., 2006). Estas edades se corresponden con un periodo entre el Aragoniense medio superior y el Vallesiense superior (Tabla I). La separación entre esta unidad y la anterior se debe a una discontinuidad estratigráfica que coincidiría con la fase orogénica Neocastellana correspondiente con la fase Estírica. Es similar esta unidad a la unidad Inferior, con mayor desarrollo de los sistemas aluviales y depósitos carbonatados. Megías et al. (1983) considera la unidad Detrítico Yesífera, por el predominio de materiales yesíferos en el centro de la cuenca y que coincidiría con la Unidad Intermedia. Al igual que en la Unidad Inferior existen cambios en los materiales constituyentes a medida que nos acercamos al borde de la cuenca. El final de esta unidad se corresponde con la sedimentación de calizas en las que aparecen los nódulos de sílex, en las que están incluidas las calizas de la Cantueña. Montes et al., (2006) diferencian en esta unidad otras tres unidades que denominan como: Unidad Intermedia I, II y III (Tabla II). Estos autores proponen que las caliza con sílex pertenecerían a la Unidad Intermedia III, perteneciendo por edad al Vallesiense Inferior. De esta misma unidad son las arcosas del Cerro.

• Unidad Superior, se corresponde con el periodo comprendido entre el Vallesiense superior al Turoliense superior, aproximadamente entre los 10 m.a a 5 m.a. Los depósitos son de tipo fluvial y en la parte superior se produce la sedimentación de las denominadas calizas del Páramo que constituyen las calizas de los páramos de la Alcarria y de Chinchón. En la zona del Cerro de la Cantueña estas calizas desparecieron por la erosión. Megías et al. (1983) consideran las Unidades Fluvio Lacustres Terminales, coincidentes con la Unidad Superior. La Unidad Superior se halla en la parte alta del relleno Neógeno siendo los materiales más modernos del Mioceno.
Concluyendo, tanto las arcosas como las calizas pertenecerían a la Unidad Intermedia del Mioceno, con una edad encuadrada en el Vallesiense Inferior, siendo las arcosas de la facies Madrid y las calizas con sílex de la facies Intermedia.
 

HISTORIA GEOLÓGICA

Como colofón a toda esta información podemos describir la historia geológica de la zona central de la Península Ibérica (Pedraza, 1985).
Durante el Paleozoico, en concreto en la Orogenia Hercínica, la Península Ibérica formaba parte de una colosal cordillera semejante a las actuales grandes cordilleras (Andes, Alpes o Himalaya).
Durante el Mesozoico (Era Secundaria) hace unos 200 m.a. la Península Ibérica se transformó en una zona arrasada por la erosión. La gran Cordillera Hercínica había sido desmantelada y quedaban únicamente los materiales más internos (magmáticos y metamórficos) que actualmente podemos apreciar en todo el Sistema Central. Toda la geología posterior de la zona central de la Península Ibérica vendrá determinada por la naturaleza de estos materiales así como por las grandes fracturas tectónicas de dirección NE-SW que se produjeron durante la Orogenia Hercínica.
La gran llanura en la que se había convertido la península ibérica fue inundada en su mitad este por el mar. Esta inundación afectó igualmente a los terrenos correspondientes a la Comunidad de Madrid excepto algunas elevaciones, las actuales cumbres de la Sierra (macizo de Peñalara, Siete Picos, la Maliciosa, etc). En las zonas inundadas que constituían una plataforma continental, se fue produciendo un depósito calcáreo, dando lugar posteriormente a las calizas Cretácicas que afloran en algunas zonas de la Comunidad (Valle del Lozoya, Patones).
A comienzos del Cenozoico (Era Terciaria), el choque de la placa Africana y la Euroasiática sometieron a la Península Ibérica a grandes esfuerzos. Los materiales magmáticos y metamórficos, que constituían los terrenos de la zona central y que presentaban gran rigidez, se fracturaron por las antiguas fallas de dirección NE-SW heredadas de la orogenia Hercínica, ocasionándose movimientos de bloques en la vertical. Como las teclas de un piano se elevaron unos y hundieron otros. Los bloques elevados ocasionaron las montañas que delimitan la fosa del Tajo, Sistema Central (Sierra de Guadarrama y Gredos) al N, Montes de Toledo al S y Sierra de Altomira al E. Los bloques hundidos formaron la fosa del Tajo y por lo tanto la Cuenca de Madrid.
Simultáneamente se fue produciendo una regresión marina y gran parte de la Península Ibérica quedó emergida. Los bloques elevados fueron erosionados y los materiales resultantes transportados y depositados en las zonas hundidas. Las características de los materiales sedimentados nos indican que el depósito se corresponde con abanicos aluviales que se produjeron en una cuenca endorreica. En los márgenes de esta cuenca el depósito fue de tipo detrítico y en las zonas centrales se formaron lagos con depósitos de tipo químico debido a una elevada evaporación por las condiciones climáticas
La fosa del Tajo fue rellenándose durante gran parte del Mioceno. Hace unos cinco millones de años, los sedimentos acumulados, comenzaron a erosionarse, debido al basculamiento de la Península Ibérica durante el Pleistoceno. La red fluvial que se originó drenó las aguas de escorrentía, hacia el Atlántico, provocando la erosión y el transporte de los sedimentos que rellenaban la fosa (Pérez González, 1994).
En la zona que nos ocupa, el transporte de los materiales erosionados se realizó principalmente por el río Manzanares, que antiguamente transcurría por los actuales cauces de los arroyos Prado y Guaten, siguiendo la dirección N-S y paralelamente al curso del Guadarrama y Jarama. Hace unos 700.000 años se produjo la captura del Manzanares por el Jarama, en la zona actual de Villaverde. El antiguo cauce del Manzanares evolucionó formándose los arroyos antes mencionados. El Prado, dirigió sus aguas hacia el N, desembocando en el arroyo Culebro y el Guaten lo hizo hacia el Sur, desembocando en el Tajo. Estos arroyos junto con el arroyo Culebro en la zona N del cerro y el arroyo Humanejos en el SW (Fig. 2) también participaron en el modelado de la zona. De este modo se fue rebajando el nivel topográfico inicial, aunque no de modo uniforme. Las zonas menos afectadas son los actuales cerros testigo y las divisorias de agua así como los páramos que se pueden observar en la zona E de la Cuenca, páramos de Chinchón. Observando la Fig. 3 puede apreciarse un descenso de la cota desde el W, donde se halla la divisoria de Griñón-Fuencarral hasta el E, donde encontramos el valle del Jarama, de unos 300 m.
UBICACIÓN TABLA III

En la tabla III se muestran los acontecimientos más importantes ocurridos en las distintas áreas de trabajo, indicando su edad y periodos geológicos en los que se hallarían ubicados así como los fósiles más característicos de dichas épocas gran mayoría de ellos encontrados en distintos yacimientos de la Comunidad de Madrid.
 

Tabla III. RELACIÓN DE LOS PRINCIPALES ACONTECIMIENTOS GEOLÓGICOS DE LA ZONA CON SU DATACIÓN CRONOLÓGICA Y ALGUNOS DE LOS FÓSILES CARACTERÍSTICOS DE LA ÉPOCA (PÉREZ, J. 1979; MELÉNDEZ, B y FÚSTER, J. M. 1984; SILVA, P. G. y Col. 1999; MORALES, J., ANTÓN, M. y SALESA, M. J. 2006)

3. Itinerarios

Introducción

Para el estudio y aprovechamiento didáctico del Cerro se proponen varias actividades distribuidas en tres etapas y sobre tres áreas relacionadas. Las etapas son: una primera, previa a la visita, la realización del itinerario por el Cerro de la Cantueña y por último una posterior a dicha visita. Las áreas de trabajo se corresponden con la zona del Cerro de la Cantueña (Fig. 3); la correspondiente con la representada en la hoja de Getafe del mapa topográfico del IGNE (Fig. 2) y una última que comprende el área de la Comunidad de Madrid.

Esquema gráfico de la localización

Parades

Main stop marker 1 Parada principal

Morfología general del cerro y formaciones observables.

Com arribar-hi?

Desde la Autovía de Toledo tomar el desvío "Parla Norte". Una vez tomado el desvío continuar hacia Parla hasta encontrar una primere rotonda y tomar el desvío hacia Pinto. A unos 400 m. nos encontramos con otra rotonda y tomamos un desvío a la izquierda que indica hacia las cocheras del tranvía. Al inicio del desvío surge una pista de tierra que nos interna en el cerro, atravesando un puente que pasa por encima de la vía de ferrocarril Madrid-Parla.

Main stop marker 2 Parada principal

Observación de los materiales del Cerro.

Main stop marker 3 Parada principal

Morfología de la zona circundante.

Main stop marker 4 Parada principal

Evolución de la Cuenca de Madrid durante el Cenozoico

4. Actividades y materiales

Actividades y materiales didácticos sugeridos

En la primera etapa del trabajo se estudian las características morfológicas de las distintas áreas, utilizando para ello los mapas de las distintas áreas (Figs. 2, 3 y de la CAM). Se realizarán perfiles topográficos, a partir de los mapas antes indicados, así como maquetas, utilizando materiales reciclables (cartón, corcho, etc.). El objetivo es identificar las principales formas del relieve e infraestructuras. La segunda etapa consiste en la excursión al Cerro de la Cantueña. En la excursión se sigue el recorrido que se expone en el itinerario y que está diseñado realizando una serie de paradas en cada una de las cuales se destaca un aspecto geológico. La finalidad es la orientación utilizando el material elaborado en la etapa anterior; la observación de distintas formaciones geológicas de origen erosivo, sedimentario o tectónico así como su representación en el material topográfico y reconocer los valores naturales del Cerro. En la última etapa se realiza en el aula exponiendo por grupos todo lo estudiado hasta el momento de modo que cada grupo explica los aspectos relacionados con una de las paradas realizadas. Finalmente con todo el material elaborado en las distintas etapas se puede realizar una exposición. Para la realización de este trabajo se precisa un cuerpo de conocimientos geológicos, así como mapas de la zona. Para ello se ha recopilado información sobre estudios geológicos de éste área de la Cuenca de Madrid y se han elaborado mapas topográficos del Cerro y de la región a partir de mapas del IGNE..

Parades

Paradas
Main stop marker 1 Parada principal

Morfología general del cerro y formaciones observables.

Main stop marker 2 Parada principal

Observación de los materiales del Cerro.

Main stop marker 3 Parada principal

Morfología de la zona circundante.

Main stop marker 4 Parada principal

Evolución de la Cuenca de Madrid durante el Cenozoico

5. Referencias

6. Agradecimientos

Agradecimientos

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