Para que un mapa topográfico (o cualquier tipo de mapa) sea útil tiene que estar confeccionado a escala. La representación de cualquier objeto o parte de la superficie de la Tierra se hace a menudo disminuyendo sus dimensiones. El grado de reducción utilizado, en comparación con las dimensiones reales, se denomina escala.
El objeto de la izquierda está representado con sus dimensiones reales y, por lo tanto, se corresponde a la escala 1:1 (no hay ni ampliación ni reducción). Si lo queremos dibujar a la mitad (parte central de la figura) la escala será 1:2. Una escala 1:4 (derecha) indica que hemos reducido la figura inicial a una cuarta parte.
En el mapa topográfico o geológico la escala indica la relación existente entre cualquier medida de la realidad y la misma medida tomada sobre el mapa. Esta relación se puede indicar con la conocida como escala gráfica o con la escala numérica. En la mayor parte de los mapas están representadas las dos formas.
La escala numérica se expresa con un cociente en el cual el numerador es una unidad y el denominador un número que indica el nivel de reducción, o sea, cuántas veces una medida en el mapa es menor que la misma medida en la realidad. Por ejemplo, la representación de un terreno en un mapa se ha reducido 25.000 veces. Esto quiere decir que una unidad de medida sobre el mapa (por ejemplo 1 mm) equivale a 25.000 unidades de la realidad (25.000 milímetros = 25 metros). En otras palabras, el cociente con que se representa la escala numérica es una relación entre la dimensión representada y la real, que permite hacer los cálculos con cualquier unidad de medida.
Para conocer, a partir del mapa y de su escala numérica, la distancia entre dos puntos se tiene que medir su separación en el mapa y multiplicar el número obtenido por el denominador de la escala numérica. La distancia entre el punto A de la figura (desembocadura del torrente de la Playa de Castell) y el punto C (Puig Boter) es de 4,9 cm. Por lo tanto, su separación en la realidad será de 735 metros.
La escala gráfica es una línea dividida en segmentos que nos indica distancias reales en el terreno. Generalmente, a la izquierda de la línea hay una de las unidades de medida subdividida en 10 partes, lo que permite tomar medidas más precisas.
Esta manera de representar la escala permite trabajar con más facilidad y rapidez y los cálculos son más simples. Si se quiere determinar la distancia que hay entre dos puntos del mapa se tiene que medir su separación con un compás o una simple tira de papel.
Para hacerlo se coloca el compás sobre la escala a partir de cero (situación 1). Si la otra pata de compás o el otro extremo de la tira de papel no coincide con una división exacta de la escala gráfica se hace coincidir una pata del compás con la división más cercana, con lo cual la otra pata permitirá hacer medidas más precisas (situación 2). En este caso el compás estima dos divisiones grandes de la escala gráfica y siete divisiones pequeñas: eso corresponde a 2.700 metros. El mismo procedimiento se puede hacer utilizando una tira de papel.
Cuanto mayor sea la escala (cuanto menor sea el denominador) mayor será la superficie de papel necesaria para representarla. Esto hará que los accidentes geográficos o cualquier otro aspecto pueda ser representado con mayor detalle. En otras palabras: a igual superficie de papel o mapa se tiene más o menos extensión de terreno reproducida según la escala.
Y al revés, la superficie de papel necesario para representar la misma zona será menor cuanto menor sea la escala. El mapa será mucho más denso.
Para entender bien esto tenemos un ejemplo en la vida cotidiana muy sugestivo: la televisión se puede ver con aparatos de diferente tamaño, pero todos ellos muestran la misma imagen. Al variar el tamaño de la "tele" varía la escala de la imagen.